26 de octubre de 2008
16 de octubre de 2008
En el cabo
Son la siete ...y me siento y observo y escribo. La gente se va yendo... despacio..., arrastrando los pies como si quisieran que se alargara el día mirando con tristeza hacia atrás para recordar estos últimos momentos . Aparece la arena mojada a medida que se vacía la playa.
Los últimos coches se abandonan en el camino entre las montañas ocres y reverdecidas por la ultimas lluvias Palmitos, pitas, acebuches y adelfas sacan sus brotes en pleno otoño .El castillo corona las dunas fosilizadas …crestas y rocas… piedras y cortados
Tras la tormenta, la bahía descansa ...las solas suavemente se van acercando hacia la orilla levantando espuma de forma sincronizada como búfalos corriendo.
Poco a poco las rocas se van llenando de cañas de pescar que como alfileres dibujan lineas y van cubriendo los recovecos y grietas. Los hombres se sientan al lado o se tumban y miran y no hablan y callan …rindiendo homenaje al final de la tarde. Unos cobertizos de madera descuidados y descoloridos guardan los hilos, los anzuelos y cebos en donde antes había barcas y redes.
Se mantienen en pie, firmes para mostrarnos que una vez existieron.
Ya no hace frío, ha pasado el temporal pero me estremezco y respiro. Miro hacia abajo … el agua hace remolinos en mi honor, sin dirección ni rumbo fijo vagando perdida buscando dónde estrellarse.
Atardece... el sol ya esta en mi espalda…quiero tirarme, y volar, y correr por la espuma.
Los últimos coches se abandonan en el camino entre las montañas ocres y reverdecidas por la ultimas lluvias Palmitos, pitas, acebuches y adelfas sacan sus brotes en pleno otoño .El castillo corona las dunas fosilizadas …crestas y rocas… piedras y cortados
Tras la tormenta, la bahía descansa ...las solas suavemente se van acercando hacia la orilla levantando espuma de forma sincronizada como búfalos corriendo.
Poco a poco las rocas se van llenando de cañas de pescar que como alfileres dibujan lineas y van cubriendo los recovecos y grietas. Los hombres se sientan al lado o se tumban y miran y no hablan y callan …rindiendo homenaje al final de la tarde. Unos cobertizos de madera descuidados y descoloridos guardan los hilos, los anzuelos y cebos en donde antes había barcas y redes.
Se mantienen en pie, firmes para mostrarnos que una vez existieron.
Ya no hace frío, ha pasado el temporal pero me estremezco y respiro. Miro hacia abajo … el agua hace remolinos en mi honor, sin dirección ni rumbo fijo vagando perdida buscando dónde estrellarse.
Atardece... el sol ya esta en mi espalda…quiero tirarme, y volar, y correr por la espuma.
3 de octubre de 2008
Instrucciones para nadar
Siento el agua fría. Estimulante y placentero momento .Sumerjo todo el cuerpo dejando el agua por encima de la cabeza. Me evado, mi mente comienza a vaciarse. . Me sitúo en posición horizontal, poniendo los brazos como si fueran a dibujar círculos por delante de los ojos y con las piernas en posición de rana me impulso hasta la mitad de la piscina. Saco la cabeza y respiro profundamente. Por fin estoy en el mar, imagino el cielo nublado, como si fuera a llover. Meto la cabeza y voy avanzando hasta la pared en la misma posición. UNO
Al llegar cambio la posición de las piernas dejándolas rectas para que se muevan como tijeras. Los brazos alternos, salen y entran del agua como aspas de molino a medida que saco la cabeza para respirar.Uno, dos, tres. Tomo aire por la boca girando a mi derecha.Uno, dos, tres. Respiro de nuevo. Izquierda.
Siento el sol en la cara a través del cristal. Uno, dos, tres. Vuelvo a respirar y llego al final DOS. Doy la vuelta .Uno, dos, tres.Respiro de nuevo. Las piernas coordinadas con los brazos impulsan mi cuerpo hacia delante.
Me siento como si fuera parte de las gotas que salpico y vuelo por el aire, hacia el acantilado donde apareciste tras haber pasado tres años de coma .Uno, dos, tres. Decidiste despertar,.dejar tu vida inerte y fuiste a buscarme . Llego al final. CINCO.
Doy la vuelta con un mecánico y preciso movimiento controlando la respiración. El cuerpo avanza de forma armoniosa como si toda la vida hubiera estado danzando un vals. Van 15.
Giro y me coloco sobre el agua mirando hacia el techo empujando mi brazo izquierdo hacia detrás como si fuera un remo y sacara agua. Al entrar el brazo en el agua, levanto el derecho, Las piernas siguen en posición de tijera pero los movimientos son más cortos para hacer mas esfuerzo. Mantengo la espalda recta. Uno, dos. Cambia el ritmo, ahora no es un vals calido, a la altura de la escalera doy la vuelta. Uno, dos. VEINTE
Me acerco a ti. Te recuerdo que la piel siente. Refresco tus secos labios y regreso nadando a al orilla. Te quedaste de pie mirándome inmóvil.
25. Giro 180 grados. Respiro cada tres pulsos de la melodía. Uno, dos, tres. Siento cansancio. Cuando me di la vuelta ya no estabas. Al llegar a la pared me pongo de pie tocando con los pies el fondo de la piscina. Estiro los brazos hacia atrás mirando con al cabeza el techo y tras veinte segundos de estar en esta posición, salgo del agua subiendo por las escaleras.
2 de octubre de 2008
en ningun lugar
Me siento pájaro
las ramas vacías del invierno me acogen
me transformé ave para no hablar….
para no vivir los silencios que me parten y diluyen
Silencios agonizantes…silencios que reconfortan
Me siento pájaro
solitario y sin rumbo
viviendo la espera
Aprendí a hablar, aprendí a no decir
me dejo llevar por las corrientes
buscando recuperar las palabras perdidas.
Compongo frases que voy guardando
olvido el polvo y reconstruyo mi boca,
mientras, la soledad transcurre sin prisa
NUCAS NUNCAS
NUCA nunca
Palabras inconexas, separadas y unidas por la ene.
Con fijación obsesiva busco nucas
Cabezas inexpresivas, robots que caminan sin juntarse, sin tocarse.
Busco Nucas y me llegan nuncas
Mis pasos llevan a los pies por delante. Yo los sigo sin criterio. Tengo que mirar las nucas, pero miro al suelo, miro al cielo, miro a ambos lado, no dejo de mirar.Te busco pero no te encuentro. Se que estás pero no quiero verte.
NUNCA… Nuca
Las nucas caminan hacia delante. Se paran en luz roja, avanzan de nuevo con verde
Suben y bajan escaleras siempre por delante de mí, sin comunicarse, sin compartir ni gestos ni palabras.
NUCA… Nunca
Regresamos al olvido, volvemos a la nada, separados por la red. No volveré a tocarte, no volverás a tocarme. Me lanzo del trapecio, vuelo hasta ti, me agarras con fuerza y me sueltas dándome impulso para regresar. Todos los movimientos medidos con tu escala
Nunca… NUCA
Busco mi nuca con un espejo .Me imagino que alguien me sigue y me observa.Camino de frente a las caras. Al pasar a mi lado se convierten en nucas. No se giran, no se miran. A través del espejo veo los robots alejándose
Soy libre de moverme. Giro y me doy la vuelta. Cara… ahora, nuca
Nucas Nunca
Palabras inconexas, separadas y unidas por la ene.
Con fijación obsesiva busco nucas
Cabezas inexpresivas, robots que caminan sin juntarse, sin tocarse.
Busco Nucas y me llegan nuncas
Mis pasos llevan a los pies por delante. Yo los sigo sin criterio. Tengo que mirar las nucas, pero miro al suelo, miro al cielo, miro a ambos lado, no dejo de mirar.Te busco pero no te encuentro. Se que estás pero no quiero verte.
NUNCA… Nuca
Las nucas caminan hacia delante. Se paran en luz roja, avanzan de nuevo con verde
Suben y bajan escaleras siempre por delante de mí, sin comunicarse, sin compartir ni gestos ni palabras.
NUCA… Nunca
Regresamos al olvido, volvemos a la nada, separados por la red. No volveré a tocarte, no volverás a tocarme. Me lanzo del trapecio, vuelo hasta ti, me agarras con fuerza y me sueltas dándome impulso para regresar. Todos los movimientos medidos con tu escala
Nunca… NUCA
Busco mi nuca con un espejo .Me imagino que alguien me sigue y me observa.Camino de frente a las caras. Al pasar a mi lado se convierten en nucas. No se giran, no se miran. A través del espejo veo los robots alejándose
Soy libre de moverme. Giro y me doy la vuelta. Cara… ahora, nuca
Nucas Nunca
El beso
Aunque pudiera abrir al máximo los poros de mi piel para que se saturaran de sensaciones, no igualaría a lo que sentí en esos momentos ….. Momentos que duraron horas, ..Momentos. en los que con nuestros besos recorríamos la historia a través de los sentidos.
Pararía el mundo para volver a sentirlo de nuevo. Está en mi mente pero tengo temor al sentir su potencia
¿Cómo puede el agua enamorarse del viento……….?
Pararía el mundo para volver a sentirlo de nuevo. Está en mi mente pero tengo temor al sentir su potencia
¿Cómo puede el agua enamorarse del viento……….?
Atravesando....
Llegó el tiempo de salir del miedo
Los colores se esconden
Invierno de pensamientos,
de gélidos vientos
que despiertan las palabras
Llegó el tiempo de salir del miedo
de la presión por vivir…por hacer.. por querer..
que aplasta… hasta convertirme en hoja…
liviana… de tejidos secos
Llegó el reposo
la humedad pesa
me recoge el silencio de los troncos desnudos
calidez grisácea que tranquiliza
las pasiones hibernan
Llegó el tiempo de salir del miedo
llegó el regreso…
En el rio...
Me gusta venir aquí en invierno y compartir la soledad con el río al atardecer. Cierro los ojos sintiendo la luz húmeda que cae, la montaña nevada detrás de mis hombros y la fuerza del agua mientras avanza por las rocas transformándolas imperceptiblemente a su paso.
Me tumbo sobre la hierba mirando las ramas vacías. La mente huye. Recuerdo el río en otoño… te recuerdo.
Noto el sol sobre el cuerpo, mi piel se eriza. Comienzo a acariciarme entre los muslos, subo hasta el pecho y lentamente desabrocho los botones del jersey.
Con las manos comienzo a dibujarte. Empiezo por la cara. La recorro suavemente en el aire apenas rozándola con las yemas. Esbozo tus labios, que humedecen mis dedos, tu nariz, tus ojos, tus poros que respiran
Dibujo tus brazos y tus manos para que me puedas acariciar mientras me desnudas. Luego, la cintura, las piernas, los pies…. Nos tumbamos, nos besamos. Me pongo encima de ti, para sentirte dentro.
Me estremezco…los pezones se endurecen .Los aprieto con fuerza mientras bajo la mano frotándome el vientre. Descargas me atraviesan. Gimo guardando el sonido en la boca con miedo de que se oiga. ….Silencio. La luz nos regala los últimos instantes. Nos miramos mientras vas desapareciendo poco a poco.
Me acerco al río, y chapoteo lanzando el agua de un pie a otro. Grito de placer…, grito más fuerte. El aire frío acompaña al atardecer inmediato.
En la oscuridad cruzo el río y camino hacia casa.Tengo que preparar la cena. Hoy seremos tres…viene mi nieto.
Me tumbo sobre la hierba mirando las ramas vacías. La mente huye. Recuerdo el río en otoño… te recuerdo.
Noto el sol sobre el cuerpo, mi piel se eriza. Comienzo a acariciarme entre los muslos, subo hasta el pecho y lentamente desabrocho los botones del jersey.
Con las manos comienzo a dibujarte. Empiezo por la cara. La recorro suavemente en el aire apenas rozándola con las yemas. Esbozo tus labios, que humedecen mis dedos, tu nariz, tus ojos, tus poros que respiran
Dibujo tus brazos y tus manos para que me puedas acariciar mientras me desnudas. Luego, la cintura, las piernas, los pies…. Nos tumbamos, nos besamos. Me pongo encima de ti, para sentirte dentro.
Me estremezco…los pezones se endurecen .Los aprieto con fuerza mientras bajo la mano frotándome el vientre. Descargas me atraviesan. Gimo guardando el sonido en la boca con miedo de que se oiga. ….Silencio. La luz nos regala los últimos instantes. Nos miramos mientras vas desapareciendo poco a poco.
Me acerco al río, y chapoteo lanzando el agua de un pie a otro. Grito de placer…, grito más fuerte. El aire frío acompaña al atardecer inmediato.
En la oscuridad cruzo el río y camino hacia casa.Tengo que preparar la cena. Hoy seremos tres…viene mi nieto.
ola
Calma… Va llegando, despacio... sin fuerzas
Dejando tras de si un suave ronroneo al compás de la respiración.
Al alejarse, se oye el crujir de las piedras que van quedando desnudas y se acarician eperando el regreso
mientras, manchas de agua se deslizan con pereza por la superficie
escalones de roca aparecen brillando tras horas de oscuridad.
Tiempo de luz,contrastes,sonidos tenues...Calma
Haikos
Efímera, desde la hoja
Emerge la flor en la pita
Anunciando su muerte
Viento sobre basalto
Agua, sol y arena
Gigantes guardianes de la roca
Camino y voy descubriendo
Se alejan, se acercan
Me siento arena
Inmóvil en la roca
Mi piel desnuda
Silencio a mi alrededor
Sombra soy
El agua llega
El viento cansado se aleja
---------------
Viento y agua
Lenguaje sin palabras
De miradas cómplices
Se acarician y desean
En el rio helado
Siguen al silencio
Infranquealble
Cristal de ideas
encierra al viento
El agua duda
Resplandor ..fuego interno
Amor sin miedos
Historias mudas
Las historias mudas contadas por mi madre y mi abuela me acompañaron en mi infancia, El lenguaje de los signos no reflejaba la entonación ni la música de las palabras. Aprendí a comunicarme con ellos dibujando figuras en el aire. Me costaba tanto esfuerzo que sólo pude conocer las historias escritas, fuera de ellas, sólo estaba el silencio, esa quietud mortecina que me abrumaba.
Ahora me gusta esa sensación. Con el tiempo he aprendido a incorporarlo a mi vida pero con ocho años me envolvía de tal forma que quería escapar.
Recuerdo la tarde en que me di cuenta que el silencio me acompañaría para siempre.
Era noviembre y los días lluviosos transcurrían uno tras otro. Un día de tormenta la maestra nos sugirió que preparáramos para la siguiente clase historias habladas, de esas que no están en los libros, de las que no son iguales la segunda vez que las cuentan. Me acuerdo del terror que sentí. No sabía ninguna, sólo conocía las que se podían leer.
Esa tarde cuando salí de clase fui a buscar a Regina, seguro que la encontraría en el cerro con las ovejas. Regina congelaba los instantes de felicidad de las personas. Desde generaciones anteriores, todas las mujeres de su familia podían capturar momentos felices de los habitantes de Villardondiego. Cada persona a lo largo de su vida solo podía congelar un instante. Los más ambiciosos no lo hacían nunca .Una vez capturado el momento, se congelaba y guardaba en una caja que se enterraba bajo el pasto.
Los instantes congelados sólo se podían pedir una vez para volver a sentirlos. Tras abrirse la caja, salía el instante y se vivía de nuevo para después desvanecerse en el aire.
Cuando vi a Regina fui corriendo hacia ella.
-Necesito que me cuentes una historia
-No se ninguna.No conozco las historias que hay dentro de las cajas. No me pertenecen. Solo se pueden abrir si el propietario lo solicita…
-Pero….¿y no hay ninguna que lleve tantos años enterrada que ya no pueda ser abierta? La gente se muere, se va del pueblo… pensé con la esperanza que pudiera haber alguna abandonada y así tener algo que contar en el colegio.
Regina se dio la vuelta y se alejó caminando. Al rato regresó con una caja de madera. Toma, ábrela, es de tu abuelo. Me quedé mirando la caja y temblándome las manos no lo pensé dos veces.
La neblina cubre los troncos desnudos. Siento el viento helado. Sobre la nieve veo a mi abuela, joven, corriendo y girando su cabeza para mirarle.
Se congela la imagen, se atenúa el brillo de los colores cuando caen.
Me siento cerca de ella. Me introduzco en su mundo de sonidos mudos, de palabras escondidas tras manos que desesperadas intentan ser entendidas.
Ahora me gusta esa sensación. Con el tiempo he aprendido a incorporarlo a mi vida pero con ocho años me envolvía de tal forma que quería escapar.
Recuerdo la tarde en que me di cuenta que el silencio me acompañaría para siempre.
Era noviembre y los días lluviosos transcurrían uno tras otro. Un día de tormenta la maestra nos sugirió que preparáramos para la siguiente clase historias habladas, de esas que no están en los libros, de las que no son iguales la segunda vez que las cuentan. Me acuerdo del terror que sentí. No sabía ninguna, sólo conocía las que se podían leer.
Esa tarde cuando salí de clase fui a buscar a Regina, seguro que la encontraría en el cerro con las ovejas. Regina congelaba los instantes de felicidad de las personas. Desde generaciones anteriores, todas las mujeres de su familia podían capturar momentos felices de los habitantes de Villardondiego. Cada persona a lo largo de su vida solo podía congelar un instante. Los más ambiciosos no lo hacían nunca .Una vez capturado el momento, se congelaba y guardaba en una caja que se enterraba bajo el pasto.
Los instantes congelados sólo se podían pedir una vez para volver a sentirlos. Tras abrirse la caja, salía el instante y se vivía de nuevo para después desvanecerse en el aire.
Cuando vi a Regina fui corriendo hacia ella.
-Necesito que me cuentes una historia
-No se ninguna.No conozco las historias que hay dentro de las cajas. No me pertenecen. Solo se pueden abrir si el propietario lo solicita…
-Pero….¿y no hay ninguna que lleve tantos años enterrada que ya no pueda ser abierta? La gente se muere, se va del pueblo… pensé con la esperanza que pudiera haber alguna abandonada y así tener algo que contar en el colegio.
Regina se dio la vuelta y se alejó caminando. Al rato regresó con una caja de madera. Toma, ábrela, es de tu abuelo. Me quedé mirando la caja y temblándome las manos no lo pensé dos veces.
La neblina cubre los troncos desnudos. Siento el viento helado. Sobre la nieve veo a mi abuela, joven, corriendo y girando su cabeza para mirarle.
Se congela la imagen, se atenúa el brillo de los colores cuando caen.
Me siento cerca de ella. Me introduzco en su mundo de sonidos mudos, de palabras escondidas tras manos que desesperadas intentan ser entendidas.
Andrea Romera
Mientas esperaba su llegada me puse a poner en orden mis notas. Poco sabía de ella. Solo me había dicho por teléfono que era periodista, que había oído hablar de la investigación que estaba llevando a cabo y que si por favor le podía conceder un par de horas para que charláramos. Estaba a punto de darle una excusa para librarme de ella cuando me dijo que buscaba a Andrea Romera la escritora. Le dije que podíamos vernos al día siguiente en el antiguo Café Comercial.
Ya estaba a punto de irme cuando vi que una mujer de unos cincuenta años de pelo corto color caoba con un abrigo abrochado con prisa se dirigía a mi mesa. Se disculpó por llegar tarde y me dijo que aunque no era su nombre, podría llamarla Susana, esa tarde. Le habían encargado que hiciera un reportaje sobre Andrea Romera en el año del centenario de su nacimiento. Había comenzado a escribir su biografía conocida por todos como figura relevante en el mundo de la medicina, pensando que no tendría mucho que aportar su trabajo. En la fundación que lleva su nombre estaba toda su vida profesional, premios, publicaciones y ensayos. Había intentado centrarse en Andrea de joven y en su vocación de escritora, pero no había podido encontrar nada.
Le pregunté si conocía a Los exasperados. Sólo a través de ellos podría averiguar más. Me miró con desconcierto. Le conté lo que sabía.
La primera vez que oí hablar de Los Exasperados fue hace un año, mientras llevaba a cabo una investigación sobre los movimientos literarios de principios del siglo XXI. Era la época en la que la globalizaron cultural se extendía por todos los continentes y en la literatura se observaba un cierto vacío de ideas. Existían sin embargo fuera de los circuitos de las publicaciones mas leídas en papel una serie de grupos que querían estar fuera de esta universalización en la forma de escribir y buscaban otra literatura. Después de unos meses de lectura no encontré nada que mereciera mucho la pena y decidí abandonar la investigación.
En esos días, me invitaron a la universidad de Buenos Aires a dar una charla sobre la comparativa entre estos movimientos en Europa con los que surgieron en la misma época en América latina. Un hombre después de la conferencia se acercó y me dio un paquete. Se alejo sin dejarme apenas hablar con el. Dentro del paquete había una copia de un estudio sobre Beckett firmado por Andrea Romera de febrero de 2008, varios textos suyos y de otras personas desconocidas para mi , así como un artículo escrito en junio de 2008 por Villa Matas, en el cual mencionaba el decálogo de Los exasperados en la creatividad de la nueva literatura. A partir de ese día centré mi estudio en este grupo.
Susana me miraba, algo en su cara me hizo dudar si realmente no sabía nada como pretendía aparentar. Decidí continuar de todas maneras
Los Exasperados eran un grupo de jóvenes que querían romper con la tradicionalidad en la forma de escribir. En un inicio lo constituyeron ocho escritores y un año más tarde el grupo se amplió. Andrea, la más joven de todos, fue sin lugar a dudas una de las que lideró la constitución y cohesión del grupo desde su inicio .En esa época Andrea empezó a trabajar como médica y se matriculó en la universidad para realizar una maestría sobre Literatura Comparada: Retrospectiva y Análisis. Tenía una gran capacidad para llevar acabo multitud de actividades paralelas.
Lo que no esta muy claro es como se conocieron. Parece ser que fue en julio de 2006 durante un seminario que impartía la poeta Graciela Baquero en la antigua Residencia de Estudiantes sobre “Creatividad en la Escritura: De la normalización al Vanguardismo”. Allí se encontraron por primera vez Andrea, Cristin, Pablo y Almudena
En octubre de ese mismo año, en un ciclo de conferencias que Graciela estaba dando en el Circulo literario Bukosky coincidieron de nuevo los cuatro y conocieron al resto de los que un mes mas tarde conformarían el grupo: Pancheva, Paloma, Alberto y Eduardo Waisman. Por Eduardo, Andrea procesaba una gran admiración. Argentino, y mayor que el resto, llevaba muchos años escribiendo y viajando por el mundo.
Decidieron juntarse todas las semanas con la idea de leer sus escritos intentando hacer cosas diferentes cada vez. Colgaron sus textos en lo que en esa época se llamaba blogg y se pusieron como nombre Exasperados. El grupo quería recuperar las tertulias de la generación del 27 de principios del siglo XX. Constituían un grupo bastante cerrado a que otros participaran en sus reuniones ya que según ellos si se abrían llegarían a imponerse ideas ajenas y es justo lo que intentaban evitar. Eran bastante anárquicos sobre los temas que escribían haciendo básicamente lo que les daba la gana. Andrea fue sin lugar a dudas la que más impulsó la critica literaria y el análisis de los textos dentro de Exasperados con el apasionamiento que le caracterizaba.
Se reunían los miércoles en un bar de la calle San Bernardo de Madrid. Comenzaban a las ocho de la tarde y terminaban a veces rondando las cuatro de la mañana según la semana. Andrea se solía ir antes que los demás. Acababa de empezar a trabajar, y tenía bastantes guardias
Al año el grupo se amplió con cinco miembros que serian ya los últimos en incorporarse: Pablo rural, Ana, Juan, Carmen y Zeneida. Andrea desde el inicio apoyo esta apertura. Su sociabilidad hizo de enlace y facilitó la integración.
Parece ser que en junio de 2008 el escritor Villa Matas, entró una noche en el bar en donde se reunían para buscar cambio para un parkímetro de los de esa época y mientras esperaba en la barra se fijó en un grupo que estaba sentado en una mesa cercana .Vio a una joven de pelo largo morena que sentada encima de una mesa leía maravillosamente un relato sobre un socavón en un salón que cada día iba haciéndose mas grande hasta el punto de aislar a las personas que vivían dentro de la casa. Después de leer el relato observó asombrado como el resto del grupo se lanzaba a desmembrarlo con críticas y risas. Hasta tal punto llegó su asombro que decidió sentarse a escuchar. Le dijeron que no podía hacer eso a no ser que leyera algo suyo, que tenían un decálogo que no lo permitía Juanito uno de los jóvenes ampliados admirador de Villa Matas, puso un grito en el cielo y dijo que por favor se hiciera una excepción. Andrea intercedió por él ante el resto y le dejaron quedarse solo con la condición de que si no leía, que por lo menos se emborrachara y acabara con ellos la noche borracho, enamorado y solo. Villa Matas parece ser que accedió aunque no sabemos si llego a cumplir las tres condiciones.
El decálogo, que no tenía diez reglas y Andrea siempre defendió que era perfecto que no fueran diez, consistía en:
-Elegir un autor cada tres meses y leer toda su obra hasta terminar odiándole
-Adorar a Graciela como musa de los Exasperados
-Realizar un análisis crítico de cada texto
-Escribir lo que a cada uno le diera la real gana
-Leer absolutamente todo lo que caiga en las manos de cada uno
-No dejar que ninguna persona ajena al grupo participara en las lecturas
-Prescindir completamente de cualquier tipo de teoría literaria
-Eliminar de Boris Vian, el adjetivo de escritor. Ante esta propuesta de Andrea, Crsitrin y Almudena se negaron en rotundo. No se sabe como acabó el debate
-¿Qué paso con ellos?
Desaparecieron de repente. A raíz del artículo de Villa Matas. Empezaron a llegar muchos curiosos al bar que pedían participar en las lecturas y pertenecer al grupo. Otros simplemente sólo querían escuchar. Llegó un miércoles un periodista que les quería filmar., Parece ser que le llenaron la cámara de lacón después de decirle varias veces que les dejaran en paz.Empezaron a sentirse agobiados. No querían cambiar de bar. y aunque quedaban otros días y a distintas horas pronto vieron que ya no era lo mismo, Empezaron a formarse en otros lugares tertulias similares pero con el fin de dar a conocer los escritos .Los Exasperados reclamaban su intimidad y veían que estos nuevos grupos habían perdido según ellos el espíritu de creación literaria . Decidieron no publicar nada y mantenerse sólo en un efímero movimiento. Eliminaron sus referencias en la Web.
Susana me miro y saco de su bolsa un paquete. Me lo dió. Era una copia de “Retrato al otro lado de la mesa”, firmado por Andrea Romera en febrero de 2008 sobre la figura de Eduardo Waisman enviado desde Buenos Aires y una foto de un grupo de jóvenes en un bar de principios de siglo junto a unos jamones colgando .
Ya estaba a punto de irme cuando vi que una mujer de unos cincuenta años de pelo corto color caoba con un abrigo abrochado con prisa se dirigía a mi mesa. Se disculpó por llegar tarde y me dijo que aunque no era su nombre, podría llamarla Susana, esa tarde. Le habían encargado que hiciera un reportaje sobre Andrea Romera en el año del centenario de su nacimiento. Había comenzado a escribir su biografía conocida por todos como figura relevante en el mundo de la medicina, pensando que no tendría mucho que aportar su trabajo. En la fundación que lleva su nombre estaba toda su vida profesional, premios, publicaciones y ensayos. Había intentado centrarse en Andrea de joven y en su vocación de escritora, pero no había podido encontrar nada.
Le pregunté si conocía a Los exasperados. Sólo a través de ellos podría averiguar más. Me miró con desconcierto. Le conté lo que sabía.
La primera vez que oí hablar de Los Exasperados fue hace un año, mientras llevaba a cabo una investigación sobre los movimientos literarios de principios del siglo XXI. Era la época en la que la globalizaron cultural se extendía por todos los continentes y en la literatura se observaba un cierto vacío de ideas. Existían sin embargo fuera de los circuitos de las publicaciones mas leídas en papel una serie de grupos que querían estar fuera de esta universalización en la forma de escribir y buscaban otra literatura. Después de unos meses de lectura no encontré nada que mereciera mucho la pena y decidí abandonar la investigación.
En esos días, me invitaron a la universidad de Buenos Aires a dar una charla sobre la comparativa entre estos movimientos en Europa con los que surgieron en la misma época en América latina. Un hombre después de la conferencia se acercó y me dio un paquete. Se alejo sin dejarme apenas hablar con el. Dentro del paquete había una copia de un estudio sobre Beckett firmado por Andrea Romera de febrero de 2008, varios textos suyos y de otras personas desconocidas para mi , así como un artículo escrito en junio de 2008 por Villa Matas, en el cual mencionaba el decálogo de Los exasperados en la creatividad de la nueva literatura. A partir de ese día centré mi estudio en este grupo.
Susana me miraba, algo en su cara me hizo dudar si realmente no sabía nada como pretendía aparentar. Decidí continuar de todas maneras
Los Exasperados eran un grupo de jóvenes que querían romper con la tradicionalidad en la forma de escribir. En un inicio lo constituyeron ocho escritores y un año más tarde el grupo se amplió. Andrea, la más joven de todos, fue sin lugar a dudas una de las que lideró la constitución y cohesión del grupo desde su inicio .En esa época Andrea empezó a trabajar como médica y se matriculó en la universidad para realizar una maestría sobre Literatura Comparada: Retrospectiva y Análisis. Tenía una gran capacidad para llevar acabo multitud de actividades paralelas.
Lo que no esta muy claro es como se conocieron. Parece ser que fue en julio de 2006 durante un seminario que impartía la poeta Graciela Baquero en la antigua Residencia de Estudiantes sobre “Creatividad en la Escritura: De la normalización al Vanguardismo”. Allí se encontraron por primera vez Andrea, Cristin, Pablo y Almudena
En octubre de ese mismo año, en un ciclo de conferencias que Graciela estaba dando en el Circulo literario Bukosky coincidieron de nuevo los cuatro y conocieron al resto de los que un mes mas tarde conformarían el grupo: Pancheva, Paloma, Alberto y Eduardo Waisman. Por Eduardo, Andrea procesaba una gran admiración. Argentino, y mayor que el resto, llevaba muchos años escribiendo y viajando por el mundo.
Decidieron juntarse todas las semanas con la idea de leer sus escritos intentando hacer cosas diferentes cada vez. Colgaron sus textos en lo que en esa época se llamaba blogg y se pusieron como nombre Exasperados. El grupo quería recuperar las tertulias de la generación del 27 de principios del siglo XX. Constituían un grupo bastante cerrado a que otros participaran en sus reuniones ya que según ellos si se abrían llegarían a imponerse ideas ajenas y es justo lo que intentaban evitar. Eran bastante anárquicos sobre los temas que escribían haciendo básicamente lo que les daba la gana. Andrea fue sin lugar a dudas la que más impulsó la critica literaria y el análisis de los textos dentro de Exasperados con el apasionamiento que le caracterizaba.
Se reunían los miércoles en un bar de la calle San Bernardo de Madrid. Comenzaban a las ocho de la tarde y terminaban a veces rondando las cuatro de la mañana según la semana. Andrea se solía ir antes que los demás. Acababa de empezar a trabajar, y tenía bastantes guardias
Al año el grupo se amplió con cinco miembros que serian ya los últimos en incorporarse: Pablo rural, Ana, Juan, Carmen y Zeneida. Andrea desde el inicio apoyo esta apertura. Su sociabilidad hizo de enlace y facilitó la integración.
Parece ser que en junio de 2008 el escritor Villa Matas, entró una noche en el bar en donde se reunían para buscar cambio para un parkímetro de los de esa época y mientras esperaba en la barra se fijó en un grupo que estaba sentado en una mesa cercana .Vio a una joven de pelo largo morena que sentada encima de una mesa leía maravillosamente un relato sobre un socavón en un salón que cada día iba haciéndose mas grande hasta el punto de aislar a las personas que vivían dentro de la casa. Después de leer el relato observó asombrado como el resto del grupo se lanzaba a desmembrarlo con críticas y risas. Hasta tal punto llegó su asombro que decidió sentarse a escuchar. Le dijeron que no podía hacer eso a no ser que leyera algo suyo, que tenían un decálogo que no lo permitía Juanito uno de los jóvenes ampliados admirador de Villa Matas, puso un grito en el cielo y dijo que por favor se hiciera una excepción. Andrea intercedió por él ante el resto y le dejaron quedarse solo con la condición de que si no leía, que por lo menos se emborrachara y acabara con ellos la noche borracho, enamorado y solo. Villa Matas parece ser que accedió aunque no sabemos si llego a cumplir las tres condiciones.
El decálogo, que no tenía diez reglas y Andrea siempre defendió que era perfecto que no fueran diez, consistía en:
-Elegir un autor cada tres meses y leer toda su obra hasta terminar odiándole
-Adorar a Graciela como musa de los Exasperados
-Realizar un análisis crítico de cada texto
-Escribir lo que a cada uno le diera la real gana
-Leer absolutamente todo lo que caiga en las manos de cada uno
-No dejar que ninguna persona ajena al grupo participara en las lecturas
-Prescindir completamente de cualquier tipo de teoría literaria
-Eliminar de Boris Vian, el adjetivo de escritor. Ante esta propuesta de Andrea, Crsitrin y Almudena se negaron en rotundo. No se sabe como acabó el debate
-¿Qué paso con ellos?
Desaparecieron de repente. A raíz del artículo de Villa Matas. Empezaron a llegar muchos curiosos al bar que pedían participar en las lecturas y pertenecer al grupo. Otros simplemente sólo querían escuchar. Llegó un miércoles un periodista que les quería filmar., Parece ser que le llenaron la cámara de lacón después de decirle varias veces que les dejaran en paz.Empezaron a sentirse agobiados. No querían cambiar de bar. y aunque quedaban otros días y a distintas horas pronto vieron que ya no era lo mismo, Empezaron a formarse en otros lugares tertulias similares pero con el fin de dar a conocer los escritos .Los Exasperados reclamaban su intimidad y veían que estos nuevos grupos habían perdido según ellos el espíritu de creación literaria . Decidieron no publicar nada y mantenerse sólo en un efímero movimiento. Eliminaron sus referencias en la Web.
Susana me miro y saco de su bolsa un paquete. Me lo dió. Era una copia de “Retrato al otro lado de la mesa”, firmado por Andrea Romera en febrero de 2008 sobre la figura de Eduardo Waisman enviado desde Buenos Aires y una foto de un grupo de jóvenes en un bar de principios de siglo junto a unos jamones colgando .
Isla
Siento miedo de mi mirada..camaleónica…
A través de ella los colores se diluyen
La neblina hace desaparecer los sentidos
Me transformo en cada instante
Muero y revivo en cada cambio de color
Ahora el agua es mercurio
Puedo permanecer un instante en la quietud?
Soy invisible.. solo se ven mis ojos
Se escuchan mis pasos sobre la superficie del agua
Tengo miedo de mi mirada
Hace que los pies vayan a veces por delante
Pronto cambiara mi rumbo ¿ en que momento me detendré?
Me sumerjo en la cortina grisácea que solidifica mis huellas, desvaneciendo célula a célula….
Regreso al embarcadero
El agua espesa se desliza suavemente por la superficie. Las gotas me salpican brillando como luciérnagas a medida que avanzan hacia la orilla.
Me convierto en sombra. Despierto en la oscuridad.
La llamada
El señor del cuarto ha muerto a las 17.23 me dijo Doña Maria apenas puse el pie en el descansillo del primero, mientras subía con las bolsas de la compra intentando llegar a mi casa, un piso mas arriba. Me estaba esperando con medio cuerpo fuera de la puerta y el cordón de la bata rodando entre sus pies.
No había manera de librarme esta vez, pensé.. iba a tener que quedarme a escuchar quisiera o no . Ella estaba firmemente decidida a no dejarme pasar al segundo tramo de escaleras Me había debido de oler desde el portal o verme llegar por el balcón . Resignada ,deje las bolsas en el suelo. El plástico me estaba guillotinando las manos.
Le ha dado un infarto.. Vaya `pobre hombre dije yo compungida. Han venido sus hijos y todo ….Claro claro …Doña Maria desde que se quedo viuda, intenta pasar la mayor parte de su tiempo hablando con quien puede y haciendo de detective el resto. Su ansia de conocimiento de las vidas ajenas es encomiable. Yo intento no hacer ruido cuando paso delante de su puerta llegando incluso a ir de puntillas o descalzarme para que no me oiga Mi casa para ella tiene una atracción especial. … Un piso compartido con gente entrando y saliendo.
Al principio de vivir en la calle Limón, en cuanto podía me enganchaba en la escalera para que le pusiera la lavadora en el programa 3 ya que ella no veía bien los números y de paso hacerme el interrogatorio y contarme la vida de cada vecino. En su lavadora estaba marcado el número ,con un circulo con una flecha y en rojo . Imposible no verlo .Ella misma me decia.., éste , es , el tres… el que me tienes que poner ... Es que yo no veo bien guapa..-- . Con el tiempo descubrí que también veía muy bien de lejos.. Desde su balcón era capaz de distinguirme estando yo en la esquina de la calle, esperar a que entrara en el portal, para salir justo cuando pasara por delante de su casa. Su buena vista se juntaba con una gran capacidad para calcular distancias y tiempos.
Ahora van a dar una misa en la escalera para que puedan ir todos los vecinos.. También han venido sus nietos. Pobre hombre.
Como no solía obtener mucha información de mi, una vez decidió subir y averiguar. Un día que sonó el timbre, al abrir la encontré sujetándose la falda con las manos. Entró diciendo que necesitaba orinar, que su baño estaba estropeado.. . Pase usted…Le indique donde estaba el servicio y aprovechó para dar un giro de cabeza que me hizo dudar de su artrosis cervical de la que se quejaba regularmente. Llevaba toda la mañana aguantándose , había llamado antes pero no contestaba.. y ya no podía mas .. Lo entendí. Imagine que era mucho mas interesante orinar en mi casa que en cualquier otra .
Se ha muerto en su cama… como mi difunto esposo … Yo ya había recuperado la circulación en las manos . Parece que ser que emitió un pequeño quejido antes de morir…..
Otra de las veces que su olfato instintivo le aviso que yo iba a salir se abalanzó sobre mi cuando puse el pie en el ultimo escalón antes de llegar a su puerta para preguntarme si era de mi casa de dónde habían salido dos chicas negras por la mañana. Ahh si dos amigas francesas de quique que han pasado el fin de semana Noo francesas nooo.. negras pero muy negras dijo bajando la voz...de algun pais de esos. Siiii si son Paris .. .. que no noo.. hablaban en un idioma muy raro. Claro el frances… . No, francesas no eran. Pues ahora si que ya no quien a se refiere usted Maria.
Han venido del Samur pero ya era tarde.. Ha muerto en sabado santo.. Con el cinturón de la bata estaba haciendo figuritas de tanto retorcerlo. La pierna ya me empezaba a molestar de estar de pie . Me había caído por una alcantarilla y tenia diez puntos en zig zag cosidos con un hilo negro de la guerra civil. Nada grave. Aparte de no haberme podido ir de vacaciones , quedarme sin pantalón vaquero , tener las dos piernas llenas de magulladuras ,el estomago destrozado por dos cajas de antibióticos junto con una erupción cutánea y una almorrana, no había sido algo de mucha importancia.
Tu novio es el del pelo rizado? Ya no podía mas . Sonó mi móvil. Me llaman Doña Maria luego la veo a usted.
No había manera de librarme esta vez, pensé.. iba a tener que quedarme a escuchar quisiera o no . Ella estaba firmemente decidida a no dejarme pasar al segundo tramo de escaleras Me había debido de oler desde el portal o verme llegar por el balcón . Resignada ,deje las bolsas en el suelo. El plástico me estaba guillotinando las manos.
Le ha dado un infarto.. Vaya `pobre hombre dije yo compungida. Han venido sus hijos y todo ….Claro claro …Doña Maria desde que se quedo viuda, intenta pasar la mayor parte de su tiempo hablando con quien puede y haciendo de detective el resto. Su ansia de conocimiento de las vidas ajenas es encomiable. Yo intento no hacer ruido cuando paso delante de su puerta llegando incluso a ir de puntillas o descalzarme para que no me oiga Mi casa para ella tiene una atracción especial. … Un piso compartido con gente entrando y saliendo.
Al principio de vivir en la calle Limón, en cuanto podía me enganchaba en la escalera para que le pusiera la lavadora en el programa 3 ya que ella no veía bien los números y de paso hacerme el interrogatorio y contarme la vida de cada vecino. En su lavadora estaba marcado el número ,con un circulo con una flecha y en rojo . Imposible no verlo .Ella misma me decia.., éste , es , el tres… el que me tienes que poner ... Es que yo no veo bien guapa..-- . Con el tiempo descubrí que también veía muy bien de lejos.. Desde su balcón era capaz de distinguirme estando yo en la esquina de la calle, esperar a que entrara en el portal, para salir justo cuando pasara por delante de su casa. Su buena vista se juntaba con una gran capacidad para calcular distancias y tiempos.
Ahora van a dar una misa en la escalera para que puedan ir todos los vecinos.. También han venido sus nietos. Pobre hombre.
Como no solía obtener mucha información de mi, una vez decidió subir y averiguar. Un día que sonó el timbre, al abrir la encontré sujetándose la falda con las manos. Entró diciendo que necesitaba orinar, que su baño estaba estropeado.. . Pase usted…Le indique donde estaba el servicio y aprovechó para dar un giro de cabeza que me hizo dudar de su artrosis cervical de la que se quejaba regularmente. Llevaba toda la mañana aguantándose , había llamado antes pero no contestaba.. y ya no podía mas .. Lo entendí. Imagine que era mucho mas interesante orinar en mi casa que en cualquier otra .
Se ha muerto en su cama… como mi difunto esposo … Yo ya había recuperado la circulación en las manos . Parece que ser que emitió un pequeño quejido antes de morir…..
Otra de las veces que su olfato instintivo le aviso que yo iba a salir se abalanzó sobre mi cuando puse el pie en el ultimo escalón antes de llegar a su puerta para preguntarme si era de mi casa de dónde habían salido dos chicas negras por la mañana. Ahh si dos amigas francesas de quique que han pasado el fin de semana Noo francesas nooo.. negras pero muy negras dijo bajando la voz...de algun pais de esos. Siiii si son Paris .. .. que no noo.. hablaban en un idioma muy raro. Claro el frances… . No, francesas no eran. Pues ahora si que ya no quien a se refiere usted Maria.
Han venido del Samur pero ya era tarde.. Ha muerto en sabado santo.. Con el cinturón de la bata estaba haciendo figuritas de tanto retorcerlo. La pierna ya me empezaba a molestar de estar de pie . Me había caído por una alcantarilla y tenia diez puntos en zig zag cosidos con un hilo negro de la guerra civil. Nada grave. Aparte de no haberme podido ir de vacaciones , quedarme sin pantalón vaquero , tener las dos piernas llenas de magulladuras ,el estomago destrozado por dos cajas de antibióticos junto con una erupción cutánea y una almorrana, no había sido algo de mucha importancia.
Tu novio es el del pelo rizado? Ya no podía mas . Sonó mi móvil. Me llaman Doña Maria luego la veo a usted.
1 de octubre de 2008
Grieta
Se revela la tierra
Instantes de confusión tras el sueño interrumpido
Un fuego interno en su cuerpo la conduce hacia el laberinto de grietas,
Atraviesa las dunas… inquietantes sombras de arena
Barreras móviles que la separan de la fragilidad del cambio.
Incertidumbre
Campo de fracturas
Se diluye en el río de lava,
Se hace invisible
Relación liquida con su cuerpo
Simbiosis eterna al salir
El fuego se apaga,
Ruptura y cambio
Las inquietudes se atenúan...se calma la espera.
Instantes de confusión tras el sueño interrumpido
Un fuego interno en su cuerpo la conduce hacia el laberinto de grietas,
Atraviesa las dunas… inquietantes sombras de arena
Barreras móviles que la separan de la fragilidad del cambio.
Incertidumbre
Campo de fracturas
Se diluye en el río de lava,
Se hace invisible
Relación liquida con su cuerpo
Simbiosis eterna al salir
El fuego se apaga,
Ruptura y cambio
Las inquietudes se atenúan...se calma la espera.
La Tormenta
Llega despacio, anunciándose con timidez adolescente. Sensaciones de intranquilidad no comprendida. Se detiene en la entrada y luego se aleja, como si jugara, dando una sensación de seguridad para después volver a acercarse de nuevo.
Las ideas comienzan a entremezclarse, la realidad se desvirtúa y el vacío comienza a dominar con su presencia. Me envuelve, siento que giro y giro, dando vueltas alrededor de mi misma perdiendo el control como derviche caído.
Fuera, la humedad se siente en la tierra. Los colores se oscurecen. Las hojas y ramas de los olivos parece que quieren competir por escapar del tronco. Los ocres de las arcillas reflejan las cepas de vid sin hojas. Julia deja de caminar. Siente las gotas de agua resbalar por su cara. Nada puede hacer para detener la lluvia. Se sienta en la silla de plástico que está al borde del camino esperando a que llegue.
Despierto. La lucidez domina a los pensamientos confusos. Estoy exhausta. Siento que se va yendo, desapareciendo sin despedirse como si tuviera vergüenza. Tranquila me levanto y me dirijo hacia la ventana.
Charcos de agua se deslizan esquivando las cepas. Las gotas ya no golpean. Julia sigue inmóvil oliendo la arcilla empapada. Se levanta y despacio se acerca a la casa, dejando la ropa sobre la silla.
La veo caminar entre las vides con paso firme. Lo ha olvidado todo: el encierro, el miedo y la parálisis del cuerpo ante el castigo .El murió hace 15 años y yo sigo atada a su recuerdo. Julia decidió irse y enfrentarse al exterior. Poco a poco sus músculos se fueron desentumeciendo y aprendió a relacionarse con los demás.
Ella fuera, yo, dentro. Viviendo los días de otros, deseando que el olivar se transformara en páramo, entrando y saliendo en cada tormenta buscando el hilo dorado. Durante este tiempo sólo me comunicaba con el exterior a través de la ventana.
Ella fuera, yo dentro. Sintiendo a través del cristal, sin poder ver la totalidad del paisaje, imaginando que volaba sobre las vides hasta el mar.
Junto a la ventana la vida era el silencio, interrumpido a veces por el sonido del clarinete del abuelo que encontré en una funda de madera en el armario, tal y como lo dejó cuando se fue a Madrid.
Aprendí a tocarlo sin saber música, sólo soplando suavemente, deslizando los dedos construyendo melodías inventadas. En esos momentos me sentía con fuerza para dejar la habitación, bajar al vestíbulo, empujar la puerta siempre entreabierta de la calle y salir fuera pero cuando llegaba a las escaleras, el pánico paralizaba mis piernas y retrocedía de nuevo hacia la ventana sintiéndome culpable.
Un día, el viento abrió de golpe el balcón y sentí el frío en la cara. Me quedé quieta con los ojos cerrados sintiendo y oliendo la tierra. Se me ocurrió que quizá me sería más fácil salir fuera por la ventana directamente sin tener que pasar por la escalera y la puerta. Até una cuerda a la barandilla y bajé por ella. Cuando puse los pies en el suelo, sentí un estallido y empecé a mirar a mí alrededor viendo otro paisaje diferente el que estaba acostumbrada a ver.
Comencé a correr por entre las vides hasta que llegué al camino. Fueron tres días de locura, descubriendo cada paso como si la vida saliera a presión. Al cuarto llegó el cansancio y caí sobre la tierra. Al levantarme sentí el miedo en los huesos y decidí regresar a las melodías inventadas y a la vida mirada a través de la ventana. A partir de ese día, las tormentas comenzaron a ser constantes. Yo no dejaba de girar. Cuando paró el agua y se secó el barro pensé en Julia, tenia que venir. Necesitaba que me ayudara a salir
Ella regresó hace dos años con una maleta vacía, y dijo que se quedaría hasta que se llenara. Entró sin llamar y permaneció esperando junto a al escalera. Desde la ventana, en la habitación sentí su presencia. No pude bajar. Julia fue a la bodega y dejó la maleta cerrada en el suelo.
Poco a poco fui logrando superar el pánico, bajando los peldaños hasta conseguir llegar a la puerta entreabierta. Me acercaba a la bodega y con emoción miraba la maleta abriéndola un poquito para ver si se estaba llenando. A veces pasaba horas observándola fijamente como si pensara que con desearlo entrarían los recuerdos, pero cuanto más la miraba, iba pesando menos. Deje de ir a la bodega, olvidándome de la maleta. Llegó el día que pude por fin salir por la puerta entreabierta y caminar por las vides, sintiendo y desentumeciéndome poco a poco.
Desde hace un mes no para la lluvia, estallando a veces enfurecida. Siento frío. Oigo que Julia sale y veo su sombra por la ventana. Me asomo al balcón. Julia coge una pala y se dirige al olivar. Bajo las escaleras y sin pensarlo voy a la bodega a por la maleta. Pesa tanto que tengo que arrastrarla hasta la puerta. Esta lloviendo con mucha fuerza.
Salgo. Mis pies descalzos se hunden en el barro mientras arrastro la maleta por la tierra. Busco el olivo con el columpio dónde de pequeñas jugábamos a volar. Veo los restos de la cuerda colgando de una de las ramas. Debajo está la zanja. Tiro la maleta dentro y me tumbo sobre ella mirando al cielo.
Julia se asoma y comienza a echar tierra sobre mí. Me va desapareciendo el rostro, y mis facciones se van dibujando en su cara a medida que dejo de sentir y oler. Sólo el silencio y la oscuridad. Regreso a la vida.
Julia se da la vuelta y deja la pala apoyada en el tronco. Siento de nuevo el aire, el agua. Voy caminando hacia las vides, y cuando llego a la silla de plástico, cojo la ropa. Mientras me visto echo una ultima mirada a la ventana.
Las ideas comienzan a entremezclarse, la realidad se desvirtúa y el vacío comienza a dominar con su presencia. Me envuelve, siento que giro y giro, dando vueltas alrededor de mi misma perdiendo el control como derviche caído.
Fuera, la humedad se siente en la tierra. Los colores se oscurecen. Las hojas y ramas de los olivos parece que quieren competir por escapar del tronco. Los ocres de las arcillas reflejan las cepas de vid sin hojas. Julia deja de caminar. Siente las gotas de agua resbalar por su cara. Nada puede hacer para detener la lluvia. Se sienta en la silla de plástico que está al borde del camino esperando a que llegue.
Despierto. La lucidez domina a los pensamientos confusos. Estoy exhausta. Siento que se va yendo, desapareciendo sin despedirse como si tuviera vergüenza. Tranquila me levanto y me dirijo hacia la ventana.
Charcos de agua se deslizan esquivando las cepas. Las gotas ya no golpean. Julia sigue inmóvil oliendo la arcilla empapada. Se levanta y despacio se acerca a la casa, dejando la ropa sobre la silla.
La veo caminar entre las vides con paso firme. Lo ha olvidado todo: el encierro, el miedo y la parálisis del cuerpo ante el castigo .El murió hace 15 años y yo sigo atada a su recuerdo. Julia decidió irse y enfrentarse al exterior. Poco a poco sus músculos se fueron desentumeciendo y aprendió a relacionarse con los demás.
Ella fuera, yo, dentro. Viviendo los días de otros, deseando que el olivar se transformara en páramo, entrando y saliendo en cada tormenta buscando el hilo dorado. Durante este tiempo sólo me comunicaba con el exterior a través de la ventana.
Ella fuera, yo dentro. Sintiendo a través del cristal, sin poder ver la totalidad del paisaje, imaginando que volaba sobre las vides hasta el mar.
Junto a la ventana la vida era el silencio, interrumpido a veces por el sonido del clarinete del abuelo que encontré en una funda de madera en el armario, tal y como lo dejó cuando se fue a Madrid.
Aprendí a tocarlo sin saber música, sólo soplando suavemente, deslizando los dedos construyendo melodías inventadas. En esos momentos me sentía con fuerza para dejar la habitación, bajar al vestíbulo, empujar la puerta siempre entreabierta de la calle y salir fuera pero cuando llegaba a las escaleras, el pánico paralizaba mis piernas y retrocedía de nuevo hacia la ventana sintiéndome culpable.
Un día, el viento abrió de golpe el balcón y sentí el frío en la cara. Me quedé quieta con los ojos cerrados sintiendo y oliendo la tierra. Se me ocurrió que quizá me sería más fácil salir fuera por la ventana directamente sin tener que pasar por la escalera y la puerta. Até una cuerda a la barandilla y bajé por ella. Cuando puse los pies en el suelo, sentí un estallido y empecé a mirar a mí alrededor viendo otro paisaje diferente el que estaba acostumbrada a ver.
Comencé a correr por entre las vides hasta que llegué al camino. Fueron tres días de locura, descubriendo cada paso como si la vida saliera a presión. Al cuarto llegó el cansancio y caí sobre la tierra. Al levantarme sentí el miedo en los huesos y decidí regresar a las melodías inventadas y a la vida mirada a través de la ventana. A partir de ese día, las tormentas comenzaron a ser constantes. Yo no dejaba de girar. Cuando paró el agua y se secó el barro pensé en Julia, tenia que venir. Necesitaba que me ayudara a salir
Ella regresó hace dos años con una maleta vacía, y dijo que se quedaría hasta que se llenara. Entró sin llamar y permaneció esperando junto a al escalera. Desde la ventana, en la habitación sentí su presencia. No pude bajar. Julia fue a la bodega y dejó la maleta cerrada en el suelo.
Poco a poco fui logrando superar el pánico, bajando los peldaños hasta conseguir llegar a la puerta entreabierta. Me acercaba a la bodega y con emoción miraba la maleta abriéndola un poquito para ver si se estaba llenando. A veces pasaba horas observándola fijamente como si pensara que con desearlo entrarían los recuerdos, pero cuanto más la miraba, iba pesando menos. Deje de ir a la bodega, olvidándome de la maleta. Llegó el día que pude por fin salir por la puerta entreabierta y caminar por las vides, sintiendo y desentumeciéndome poco a poco.
Desde hace un mes no para la lluvia, estallando a veces enfurecida. Siento frío. Oigo que Julia sale y veo su sombra por la ventana. Me asomo al balcón. Julia coge una pala y se dirige al olivar. Bajo las escaleras y sin pensarlo voy a la bodega a por la maleta. Pesa tanto que tengo que arrastrarla hasta la puerta. Esta lloviendo con mucha fuerza.
Salgo. Mis pies descalzos se hunden en el barro mientras arrastro la maleta por la tierra. Busco el olivo con el columpio dónde de pequeñas jugábamos a volar. Veo los restos de la cuerda colgando de una de las ramas. Debajo está la zanja. Tiro la maleta dentro y me tumbo sobre ella mirando al cielo.
Julia se asoma y comienza a echar tierra sobre mí. Me va desapareciendo el rostro, y mis facciones se van dibujando en su cara a medida que dejo de sentir y oler. Sólo el silencio y la oscuridad. Regreso a la vida.
Julia se da la vuelta y deja la pala apoyada en el tronco. Siento de nuevo el aire, el agua. Voy caminando hacia las vides, y cuando llego a la silla de plástico, cojo la ropa. Mientras me visto echo una ultima mirada a la ventana.
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